sábado, 23 de enero de 2010

Cuando el horror supera lo siniestro

Todos estos días estamos invadidos por las imágenes del horror de este pueblo latino, Haití, flagelado por una naturaleza hostíl que ha casi desintegrado el sistema y la estructura social.
Cómo pensar la recuperación en la devastación?, Cómo imaginar tantos seres desolados no sólo bajo los efectos de las ruinas de lo que desvastó la naturaleza, sino más bien un pueblo devastado por el capitalismo cruel y las potencias, que lejos de dar una ayuda humanitaria se debate en devorar los restos que ahí quedan?.
Pensé en el horror, más allá de lo siniestro porque Freud alude a lo siniestro, como aquello familiar que se torna hostíl. Este desastre participa de lo siniestro, lo armado comunitario se desintegra, apareciendo el horror, como la cara más real de aquello imposible de nombrar.
Ahí es donde el psicoanálisis puede apelar en su ética que sostiene hacer surgir entre los escombros los recursos más genuinos para que este pueblo que ha perdido sus referencias reconstruya de los restos lo más genuino de sus raices. Este pueblo además de necesitar "objetos reales", necesita ser recolocado en sus costumbres, en su cultura, en sus raíces. Se trata de un pueblo de raíz afro, cuya cultura ancestral los hace sobrevivir más allá de toda devastación.
Me pregunto si la verdadera devastación, no es aquella en la que se le quita al sujeto sus recursos más genuínos;
en este sentido, algunas imágenes de público conocimiento, reflejan hoy, cómo estos seres, victimas de la contingencia, son también arrasados hasta de la posibilidad de poder despedir a sus muertos, según los rituales de su cultura. Cuando se pierde el referente símbólico , la desorientación es absoluta, entonces el horror, entonces lo siniestro, entonces lo peor...
El ejemplo Haitiano es un llamado a poder resignificar para cada quien la posiblidad de resguardar frente a la contingencia más cruel aquello más propio de sí que hace a nuestra raíz. La ayuda humanitaria llega hasta ahí, pero parece que en lugar de generar lazos de convivencia hace temblar aún más una tierra ya destruida, ya desvastada, ya desolada.
Para el psicoanálisis, siempre se trata de un paso más, extraer de lo peor, la carta que oriente a recuperar el verdadero lugar que el sujeto merece en su dignidad como tal. Se trata para el psicoanálisis, sin desconocer la circunstancia ir un poco más allá, entonces en ese ir y venir, dignificar la vida por sobre todas las cosas.